viernes, 4 de junio de 2010

El libro de las M´Alicias

Miguel Obiols y Miguel Calatayud son los creadores de uno de los álbumes de Literatura infantil y juvenil más representativos del siglo XX, El libro de las M´Alicias. Se trata de un álbum experimental y surrealista en el que se recrea la historia de la famosa Alicia de Lewis Carrol en un tono en el que prima el humor, la fantasía, el disparate, la crítica a la sociedad...
Atendiendo a la organización externa, el libro se estructura en doce historias breves que no poseen relación entre ellas. Es decir, no es necesario seguir una lectura secuencial y lineal para abordar el conjunto de la obra, sino que simplemente puedes abrir el álbum por una página y comenzar a leer. Las ilustraciones y la escritura poseen una suma calidad formal y artística, y en determinadas ocasiones, el lector tienen la sensación de que los dibujos unidos a las palabras adquieren movimiento. En cuanto al lenguaje, podríamos catalogarlo de vanguardista, pues se presenta de un modo disparatado e irracional logrando en su conjunto una gran belleza estilística. 
Centrándonos en las historietas, en cada una de ellas se muestra a una Alicia desobediente que huye de las normas sociales y reclama con vehemencia la fantasía y la libertad. Recorriendo sus páginas se plantean cuestiones relacionadas con el ideal de belleza femenino; la falta de libertad; la incomunicación de las familias; la fuerza y el poder de los libros; críticas al mundo de la televisión en el que sólo vomitan porquerías; críticas a la ausencia de imaginación y al modo tradicional de enseñanza...
Personalmente, una de las escenas que más ha captado mi atención se centra en el tratamiento de Alicia como si fuera un objeto, al cual sus padres cuidan pero no escuchan. Lo presento a continuación para que podáis ver a qué me refiero: 

Acaban de atropellar a Alicia. Ha quedado aplastada como una torta.
  - ¡Ay, pero qué boba soy!
Bill, el guardia urbano, la enrolla como si fuera una estera, la recoge y la se la pone debajo del brazo.
Alicia intenta taparse la nariz porque la axila del guardia rezuma sudor, pero ni siquiera puede fruncirla.   Menos mal que llegan pronto a su casa. La madre da las gracias a Bill y se ocupa de Alicia. La desenrrolla, la sacude, la lava con espuma seca, la enjuga y la pone estirada encima del sofá para que descanse. Después enciende la tele. Alicia se hincha, 
aumenta de volumen y se sienta. 


Con respecto a su uso educativo, podría ser interesante emplear el libro en cualquier curso de la Secundaria para establecer comparaciones entre los cuentos tradicionales y sus reescrituras posteriores, e incluso, podría usarse también en 4º ESO para observar muestras actuales del lenguaje de vanguardia y relacionarlo con la época de vanguardia que se aborda durante este curso. 
En definitiva, os recomiendo su lectura porque creo que es una obra para todos los públicos, y no exclusivamente para niños, con la que podéis disfrutar gracias a su locura y sobre todo a su humor. 

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