Para llevar a cabo este planteamiento con fines didácticos es necesario, en primer lugar, despojarse de la percepción negativa y de los estereotipos contraproducentes a los que ha sido sometido a lo largo de los años el videojuego, pues recientes investigaciones afirman que su uso controlado no debe afectar en absoluto a la salud mental y física de los adolescentes .
Los videojuegos parten con una ventaja evidente: por su naturaleza, a ellos está adherido el componente lúdico y divertido capaz de potenciar el estímulo y la motivación que les conduzca hacia la consolidación y optimización del aprendizaje. Su aplicación, por tanto, puede dar pie a un rendimiento satisfactorio, pues, entre otras habilidades, se potencian las destrezas motoras, las estrategias cognoscitivas, la comprensión de los contenidos y los valores morales o actitudes si el juego escogido responde convenientemente a los objetivos marcados por el profesor.
En este sentido, conviene analizar el lado positivo que puede alcanzar esta herramienta dentro del marco educativo para reafirmar las ventajas y los beneficios que pueden llegar a producir a corto y largo plazo si se emplean con prudencia y moderación, y siempre bajo la supervisión de un profesor. De hecho, recientemente ha salido a la luz la noticia de que en diversos centros de la geografía española se ha optado por implantar el mencionado proyecto en algunas de las actividades habituales, y, atendiendo a los resultados, el rendimiento no ha descendido, al contrario, ha incrementado de manera notable la capacidad de respuesta del alumnado.
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