martes, 9 de marzo de 2010

JOSEMA, ¿FICCIÓN O REALIDAD?

Antonio Soriano.-  Realizando un ejercicio de análisis interno podría decir que son tres las cosas que me unen de alguna manera significativa con el personaje en cuestión. La primera de ellas vió la luz el día que entré al campus virtual y con el dedo índice de mi mano derecha pulsé el botón izquierdo del ratón cuando la flecha se situaba en la casilla 'confirmar matricula'. Ahí empezó todo, quién me mandaría a mí. Sumido en la total anonimidad de los primeros días de curso, el aprendizaje operante operaba a rendimientos cercanos al 100%. Operando mientras aprendía conocí a Josema sin saberlo. Aprendí a escuchar su voz sin verlo (se sienta detrás mí), aprendí sus latinajos, su relación con los pajaritos de Mª Jesús (es de Benidorm), su gran sentido del humor, y sobre todo, que ahí detrás, se escondía sin hacerlo, buena gente.

Profesores/as, contenidos y didácticas fueron culpables, sin derecho a réplica, de la explosión artística indescifrable que empezó a invadir el blanco de las hojas. Sí, evadirse en clase hacia mundos underground, mientras el profesor/a explica programaciones didácticas, necestia de una vía de escape que te permita mantenerte en el aula. Una afición pictográfica, como los power points.

Y ya por último, antes de desgarrar sus más íntimos secretos, decir, que Josema 'es un tio de puta mare', como dirían en esa lengua, dialecto o vete a saber qué, que es el valenciano, lengua que compartirmos.
(En esta escuela Josema aprendió a leer)

Lo que voy a revelar en las próximas líneas es fruto de una investigación que he llevado a cabo desde el momento que ví a Josema escribir cosas en sus libros de lectura. Él me decía que era una forma de recordar ideas sobre lo leído, pero yo sabía que escondía algo. Necesito comunicar mi hallazgo, puesto que de no hacerlo pondría en peligro la existencia de la raza humana. Josema es un monje tibetano que ha sacrificado su calva y sus hábitos para hacerse pasar por un filólogo benidormí, con el objetivo de aprender las técnicas y métodos de los y las profesores/as de nuestro máster, y aplicarlas en la comunidad tibetana con una meta escandalosamente escandalosa: conquistar la mente de todos los ciudadanos del mundo llevándoles hasta lo absurdo. Sus notas en los libros son su cuaderno de bitácora, y sus dibujos en los apuntes, son propios de la fonética antigua tibetana.

Este es Josema, créete lo que veas no lo que te cuentan.

2 comentarios:

anabel dijo...

¡Hola, Antonio!. Has hecho una descripción literaria que me ha dejado con la boca abierta. ¡Enhorabuena!.
Sólo tres cosillas: "sobre todo" se escribe separado, "dialecto" sin acento y "calva" con v.
Quizá el valencià te haya fet una mala pasada.
Por cierto, me he reido ;-)

Anónimo dijo...

Gracias Anable!! Los errores están subsanados...jejej